2002

viernes, 29 de mayo de 2009

Un pueblo que camina









La han mirado. Cruzan con ella continuas miradas de complicidad. Le han pedido que les cure, que les ayude a salir definitivamente de su visita a los infiernos del cáncer, de la enfermedad, de la necesidad. Que les haga superar este momento difícil de la operación, del paro, del próximo parto, del pago imposible, de los dolores tan insoportables…de la hija, del padre, del hermano. Que superen ese examen que tanto se les resiste, esa prueba de dificultad extrema, que les toque incluso, algún premio para esos arreglos con que sueñan, para poder respirar en el futuro. Son tan gratuitos los ruegos… Ella no cobra por ellos. He visto sus miradas húmedas de súplicas. Recorren todos ellos el camino y en su andar confían, escoltados por palmas, esparragueras y tomillo, alcanzar el favor de esta pequeña madre de corazón inmenso y alma acogedora. Otros, sencillamente, charlan, sonríen, cantan, comparten este caminar fraterno, para unos tradición, para otros promesa, para algunos, la rutina bullanguera de cada año, el pretexto para lucirse a solas o en caballo. Muchos, sin más, no creen, es la obligada y repetida costumbre del calendario, la excusa oportuna para el reencuentro. Y avanza, desmigajada o abigarrada, próxima, lejana, delante, al lado, detrás, descalza, en silencio, en rezos, desentendida, ajena, sentida…esta comitiva polvorienta de fe y vecindad. Como cada primavera, como desde hace siglos, como la humanidad entera que busca respuestas en su peregrinar… Y siento que quiero a mi pueblo y a su gente, mi pueblo, mi gente. Siento que lo quiero.





2 comentarios:

Owana dijo...

No sé si hoy estoy melancólico o es que al leer tus palabras he sentío esa Salve en la iglesia mientras todas esas personas se emocionan intercambiando miradas con la Chiquetita, pero lo cierto es que me ha emocionnado tu corto relato.

También puede ser que halla sentido de repente cómo mi carrera llega muy despacito a su fin, y me haya acordado de todos esos momentos de feria que me he perdido en todos estos años para sacarla en adelante.

Me emociona pensar que, no dentro de mucho, podré volver a pisarla mediodías y noches compartiendo conversaciones y bailes con mis amigos a los que con mis estudios he dejado desatendidos.

Gracias por tus palabras.

Unknown dijo...

Leonardo, me he emocionado de verdad..me gusta mucho todo lo que escribes, pero con este escrito me has tocado una fibra muy sensible y quiero expresártelo aquí, muchas gracias.

Un abrazo, Gonzalo