Siempre ha contado Juan el de La Rociana que él llegó a Gerena un 4 de febrero de 1954. Lo ha recordado bien toda su vida, porque ese es el día que nevó en Gerena. ¿Y ahora qué hacemos si ha vuelto a nevar? Pues, sencillamente, que a un día excepcional le añadimos otro día excepcional. Afortunados los que no han de borrar ninguno de los dos de su memoria. Me contaba mi vecino cómo aquel día los niños hacían muñecos de nieve por las calles. Cuánta penuria de máquinas de fotos y cuánta penuria de todo en aquellos años...para recordar. Lo que para muchos es cotidiano, incluso un fastidio, para nosotros ha sido y será inolvidable hasta que la meteorología disponga nuevamente. ¡Vaya catetada que dirán algunos¡ Bueno, pues sí, qué le vamos a hacer, pero ha sido tan hermoso... Ha sido un 10 de enero. Un 10 de enero en el que Irene cumple al fin su deseo de conocer la nieve. Pero vendrán nuevas nevadas para fabricar nuevos recuerdos y el repetido ciclo de la historia hará mayores a nuestros hijos y a nosotros prisioneros del tiempo que pasa. Ha sido hermoso, sí, ha sido hermoso y blanco.
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