Digo sin nostalgia que en aquellos tiempos grises, cuando Franco vivía, gritábamos libertad por las paredes. Más tarde, lo hicimos contra
Hace ya unos años, sin embargo, que en Gerena aparecen una y otra vez pintadas alusivas hacia el Alcalde. Las encuentras incluso a kilómetros de la localidad. Quienes las hacen no reparan en gastos. Ellos sabrán el por qué de tan empecinado empeño. He podido comprobar que para mi hija pequeña es ya un paisaje habitual a través de los cristales de las ventanillas del coche.
Hay quienes se regodean al ver cómo vilipendian al adversario político. En su interior se sonríen y hasta lo justifican. “Se lo tiene merecido”, sentencian. En mi opinión no tienen nada de grito de rebeldía contra la injusticia. Hay otros modos elegantes, tajantes, radicales de mostrar disconformidad, discrepancias o repulsa.
También en tiempos de Franco arrojábamos panfletos. El miedo nos hacía correr tras dejar sembradas las calles de proclamas contra el dictador. Muy recientemente, recogimos en las cercanías y a las puertas del Instituto un panfleto soez y vergonzante. Tuve que decirle a mi hija, en el camino de vuelta a casa, que no leyera uno de aquellos papeles. Ese mismo día, en nombre de algunas familias que me hicieron llegar su queja, manifesté al Ayuntamiento nuestra contrariedad y denunciamos el hecho. Lo haremos cuantas veces sea necesario para recordar y advertir que los caminos de la educación discurren muy alejados de las groserías y los insultos que se esconden detrás de la impunidad de un papel anónimo.
Hoy, una vez más, en el interior del patio de nuestro Instituto, hemos recibido una nueva muestra de los improperios que se dirigen a la primera autoridad local. ¿Son las mismas personas de siempre? Sean quienes sean, se han tomado la “molestia”, con una brocha gorda y pintura plástica, con la complicidad de la noche, de decorar con mensajes nuestro centro. Hoy, grandes y pequeños han vivido la jornada escolar en un decorado impropio de un ámbito en el que educamos para saber convivir.
No ya desde el deber de responsable de un centro educativo sino como ciudadano de a pie, quiero hacer saber y compartir con vosotros y vosotras mis sencillas reflexiones:
1º. Estas pintadas son un atentado contra bienes públicos. Causan un destrozo casi irreparable que obligará a un significativo desembolso económico de los ya menguados presupuestos de la administración. Constituyen, pues, un verdadero atentado contra la comunidad. Estas pintadas van contra todos.
2º. Su efecto es demoledor no sólo materialmente. En el plano de lo vivido, de las experiencias, lanza una empobrecida y lamentable idea de lo que es la política en nuestros niños y jóvenes. ¿Estarán interiorizando nuestros hijos e hijas (incluidos los de los que han hecho estas pintadas) que en el futuro lo que hay que hacer es insultar al alcalde o al concejal o a quien ostente un cargo de responsabilidad pública? El aprendizaje de la democracia se vuelve estéril por este camino. Es verdad, habrá quien diga, que tampoco en otros ámbitos de la vida política (véanse los plenos, por ejemplo) lanzamos mensajes constructivos y esperanzadores sobre lo que debe ser una referencia edificante del diálogo y el debate político. Verdaderamente no es esta la democracia que soñábamos en las noches de pintadas y panfletos. Pero que nadie se auto engañe: no son comparables quienes lanzan insultos anónimos en las paredes y quienes discuten, debaten o se enfrentan a la vista de todos, con nombres y apellidos, y mantienen sus puntos de vista y defienden sus posiciones políticas. Estamos obligados a creer en la política, aunque seamos torpes en el ejercicio democrático de su construcción diaria. No tenemos otra salida.
3º. En unos segundos, los que se tardan en entrar en el centro y leer estas pintadas, se han perdido las exiguas conquistas que el profesorado intenta y logra en el terreno de la educación en valores. Una labor que desarrollamos cada día en un pulso muy desigual frente a los poderosos medios de comunicación y la sociedad en la que vivimos. Quienes han pintado no pueden imaginar cuánto daño moral han hecho hoy a los niños y jóvenes de Gerena, Las Pajanosas, El Garrobo, El Castillo, Aznalcóllar… Los efectos deseducativos de su lección han sido demoledores. ¿Dónde quedan nuestros esfuerzos por tratar de convencer a nuestros alumnos y alumnas de que el insulto no es el camino para resolver nuestras diferencias?
¿Tristeza? ¿Indignación? ¿Impotencia? Cuando te encuentras con una cosa así, no sé exactamente en qué orden, surge una mezcla de emociones similares. Cuando hoy entré en el Instituto y leí las pintadas, sentí y recibí los insultos como si estuvieran dirigimos a mí. Así los recibo.
Cada día trato de explicar a mis alumnos que aunque uno no lo haya votado, aunque uno no piense como él, un alcalde o un presidente del gobierno lo es de todos los ciudadanos y ciudadanas y a él le debemos respeto. Representa a todos, representa al pueblo.
Me costó años asimilar una derrota electoral… Gerena siempre ha formado parte de mi propio proyecto personal y vital y es duro verse excluido de él. Pero mi oficio de educador me ha ayudado a entender que no es transformador lo que enfrenta, que la política no puede estar por encima de las personas y de la amistad entre ellas. Tengo sobrados motivos personales para mantener deudas políticas pendientes, incluso para el resentimiento, pero ese tipo de vida no merece la pena vivirse. Frente a ello practico el perdón reparador. Os lo recomiendo. Es tremendamente sanador. Aunque suscite incomprensiones diré que rechazo de todo plano estos métodos y a quienes los emplean. Saludarse, chocarse la mano, cambiar impresiones, embarcarse en proyectos comunes, compartir esfuerzos, tenerse afectos… desde la discrepancia y las diferencias. Ese es el proyecto que cada día emprendo.
Sé que ando un tanto ausente de muchos aspectos de la vida local, reconozco que no puedo estar en todo. Incluso ando ausente con mayor frecuencia de la deseada de este blog. Hoy sí necesitaba enfrentarme a la obligación de escribir algo. Lo he pasado mal con este asunto de las pintadas. Algo más que debo agradecerle a sus autores. Sólo decir a quienes empleáis tiempo en leer estas líneas que frente a la indiferencia o al fundamentalismo merece la pena practicar el intercambio de razones y de sentimientos y, sobre todo, mantener vivo un debate con quienes hayan perdido la esperanza en la capacidad de los seres humanos para entenderse.
15 comentarios:
Condeno esas pintadas que demuestran la talla intelectual y moral de quienes las hacen. Se han erguido esos gamberros en los defensores del desprecio a Gerena.
¿Podría la Guardia Civil hacer que esos golfos paguen?
Me sumo a la condena de las pintadas.
Esta no es forma de reivindicar derechos y libertades.
Un saludo.
ME PARECE INDIGNANTE Y LO ESCRIBO EN MAYÚSCULAS PARA GRITARLO MÁS ALTO.¿QUÉ PRETENDEN?.SON DICTADORES QUE NO DAN LA CARA Y SE AMPARAN EN EL ANONIMATO PARA ECHAR POR TIERRA EL NOMBRE DE GERENA.¡¡¡¡¡¡¡PARAD YA !!!!!
MARÍA ARANDA
Hace años que vivimos no del diálogo, sino de la imposición griteril. El que más chilla más puede. LA idea de no dejar hablar al otro por imposición del dicterio del ex abrupto- Estamos perdiendo el criterio del diálogo que consiste en hablar sereno con inteligencia y escuchar vivo con pasión. Culpa de la televisión que emite falsos debates de peones del insulto y campeones del desconocimiento. Las pintadas no son sino gritos e imprecaciones fascistas que imponen el valor del que grita más fuerte.
Hace tiempo que venimos admitiendo como normal la ausencia de verdadero diálogo y el dominio del ex abrupto y el insulto como forma habitual de los falsos debates de televisión o radio e incluso en los debates de los parlamentos nacional y regional. Hemos perdido la cultura del diálogo que tantos años costó esfuerzo y vidas. El arte de escuchar apasionadmente y hablar con inteligente dialectica y argumentación autorizada.
Las pintadas son los gritos de los que no saben lo que es la democracia ni lo que supone la responsabilidad de ejercerla
No al ex abruto
La pintada es el grito que prentende amedrentar y ensuciar no las paredes sino los espíritus de las personas que desearíamos escucharles tranquilamente y hablar con argumentación inteligente . Con razones y no con la algarada de quien más grita como un fascista.
Salud a tod@s.
En primer lugar quiero manifestar mi solidaridad con Leo, se que estos sucesos deben resultar muy desagradables, sobre todo para quien la escuela es algo más que un centro de trabajo y es una prolongación de su propia casa. Tambien mi desaprobación con estas pintadas, pienso que estas no son las formas y mucho menos el lugar más adecuado para realizarlas.
Comparto por completo las sentidas declaraciones de Leo.
Esta gente, la de las pintadas, está perdiendo los papeles. Si ya es condenable de por sí las pintadas en otros lugares, ¿en qué cabeza cabe llenar de pintadas un instituto? Pero es que después de lo del parque de bomberos uno se espera cualquier cosa... (y no digo que sean los mismos...)
Saludos.
condeno,sin lugar a dudas,estos actos vamdalicos
creo que hay otros metodos de protestas,que no dañen los valores que tanto trabajo nos cuestan en estos tiempos que corren inculcar a nuestros hijos
Condeno el atentado contra bienes públicos (o privados) que vayan a suponer molestias y desembolsos económicos a terceras personas sin comerlo ni beberlo. No estoy a favor del insulto y defiendo un espacio público tolerante. Y, por supuesto, estoy personalmente con el disgusto de Leo y no me gustan las sentencias breves sino las opiniones dialogadas y dialogantes. Pero hasta aquí puedo solidarizarme. No más.
Las pintadas me parecen una forma de expresión política tan lícita como otra cualquiera.
Los institutos y las universidades son, históricamente, los centros óptimos para hacerlas (y, es más, estoy convencido que, quitando a los idiotas que van firmando las paredes o poniendo sus nombres, el 99% de las pintadas que en el mundo han sido han sido hechas y paridas en universidades).
Creo que se pueden, y se deben, utilizar las armas contra los que vienen armados (cita de memoria de Ovidio): contra los que utilizan el insulto permanentemente, contra los que no permiten manifestarse, contra los que no permiten hablar (en los plenos, por ejemplo), contra los que controlan los medios de comunicación, contra los que ordenan y mandan sin dialogar, contra los que no responden a preguntas educadas y repetidas, contra los que utilizan un poder omnímodo que nadie les ha concedido, contra los que hacen fotografías a escondidas, contra los que queman en piras públicas a los opositores, contra los que despiden a trabajadores como represalia, contra los que debiendo dar ejemplo desde la responsabilidad pública no paran de añadir gasolina al fuego, ... (podría llenar veinte folios más).
Los representantes públicos lo son de todos, siempre he envidiado esto de los norteamericanos. Pero el argumento sólo es válido si tiene doble sentido, sino es espurio. Cuando se organizan autos inquisitoriales desde boletines políticos, cuando se desprecia e insulta a los no votantes, o a los representantes de otras fuerzas políticas (tan representantes y con la misma legitimidad los unos como los otros), o sindicales, cuando sólo los que aplauden son los buenos, se siembran tempestades y se expulsa a los quemados en la hoguera, a los despreciados y a los malos de ese compromiso social. El alcalde lo es de todos, pero el primer convencido de ello debe serlo, siempre, el propio alcalde.
Lo contrario de estos dos últimos párrafos es el cinismo vomitivo de la apariencia victoriana: usted es un tipo despreciable al que le voy a dejar sin trabajo, le voy a amargar la vida y le voy a destruir socialmente, pero, por favor, no sea obsceno, no me insulte cuando se lo haga, no se manifieste en premios de interés nacional, no sea antiestético y jódase de una forma educada. Hombre es como decirle a los africanos que los que nos molesta es que vengan sucios y en pateras.
Por último (no sé si me dejo algún argumento), los niños viven en el mundo en el que viven, no es, desgraciadamente, un mundo sin insultos, sin pintadas, sin agresiones políticas, ni sin violencia, encerrarlos en una torre de cristal no los hará mejores; estoy convencido de que los buenos educadores saben darle la vuelta a estas situaciones para valorarlas y analizarlas, para que sirvan de debate interno, en la escuela, y en vez de tener un efecto demoledor lo tengan constructivo, porque el objetivo no es aislarlos de la realidad, sino conseguir que la entiendan.
Ah perdón se me olvidaba lo del anonimato. No sé yo cuántas pintadas habréis visto firmadas por el mundo, pero, en cualquier caso, en la sociedad de la información en la que vivimos, en esta sociedad virtual y tecnológica todos estamos implicados en el anonimato mucho más de lo que pensamos. Por ejemplo en estas respuestas hay tres condenas de un tal "himatre" ¿?. Suponiendo que creas (por qué deberíamos hacerlo) sus propias declaraciones lo más que puedes saber de él es que es un hombre que se dedica a la educación en Madrid ¿será el mismísimo Ministro Gabilondo?. ¿Y qué decimos del tal Pericles tan alabado en otros lugares?, coño si hasta podríamos meter en este lío hasta a Aureliano Buendía ahora que caigo (los mismos argumentos sirven, evidentemente, para mí también). Quiero decir que 1) el anonimato es consustancial con las pintadas (no creo que Leo firmase ninguna de las que hizo); 2) el anonimato es un asunto de mucho calado (no fácil y pueril) en la sociedad universalizada e informatizada actual. Desde luego el dato de ser anónimas (las pintadas) no me impelen a ninguna condena.
Saludos.
Querido Limia, bien me gusta tenerte como amigo y contertulio, con tipos como tú da gusto discutir.
Para mí hay dos detalles fundamentales.
1º Una pintada se debe hacer en un sitio que no merme nuestra calidad de vida. Por ejemplo; si alguien hace una pintada en la Cueva Periquillos o en la Fuente de los Caños. Yo directamente me cago en sus castas.
2º Una pintada que contiene un insulto, en mi opinión y en democracia, pierde todo su valor. Es como si fuéramos por el mundo de pirómanos. Hay que hacer crítica pero si se insulta mal empezamos. La razón del: pues tú más, no es razón.
Propongo a estos señores que pintan que redacten un escrito sin insultos y expliquen en base a qué dicen que nuestro alcalde es un ladrón.
Tú mismo bien lo dijiste no hace mucho; no se puede tirar la piedra y esconder la mano.
Ah, lo del anonimato no me preocupa mucho, será por deformación propia, el caso es que un anónimo respetable es mejor que una señoría irrespetuosa y prepotente. Yo prefiero lo primero.
Saludos y buenas noches.
Hola Aureliano. Pues sí, es un placer hablar con gente a la que no se le va la olla independientemente del grado de acuerdo o desacuerdo, aunque lamentablemente no siempre es así en la blogosfera.
En este caso estoy completamente de acuerdo con tus dos detalles. En el primero sin discusión ninguna. En el segundo con un pequeño matiz: yo odio eso del "y tú más", por cierto, argumento, estúpido donde los haya, que es repetido machaconamente por todos nuestros políticos nacionales, regionales y locales (IU no puede decir nada porque hace 20 años despidió a no sé quién, IPGe no puede hablar porque incumple no se cuántos, ..., así que da igual que lo que nosotros hagamos sea bueno o malo), y después se quejan de que cada vez nos parecen más chupópteros y menos necesarios. Pero yo no he planteado ningún "y tú más". Lo que he tratado de explicar es que, para determinadas personas (entre las que no me encuentro, pero a las que no puedo criticar por ello), la clausura de cualquier forma de defensa legítima y el aplastamiento de todos sus derechos, dignidades y respetos, puede dirigirlas fácilmente al insulto (hablado o escrito). Y que yo no creo de recibo que, al tiempo que se las aplasta, se les den clases de modales, de saber estar y de elegancia. Y muchísimo menos los que no tienen modales, no saben estar y no son elegantes para nada. Oiga, primero déjeme usted vivir dignamente y, después, ya tendré buenos modales. O en otras palabras: nunca corregiré a un parado que se caga en los muertos del que lo salpica con un BMW.
Un abrazo.
Sin justificación ¿Pero? Las pintadas…
La juventud esa alma indomable que se revela contra lo establecido, las modas se van regenerando continuamente, la música, los hobbies, crean nuevos dialectos, son diferentes, eso era lo que todos los que hemos pasado por ahí pensábamos.
Las expectativas laborales que les esperan son caóticas, algunos no tienen ni idea a donde dirigir el dedo acusador de su situación, ya que la oferta cultural es minima, casi no tienen medios de entretenimiento, la economía familiar esta en banca rota, y en sus casas a la hora de comer delante de sus padres escuchan cosas, que aun es pronto para escuchar y entender.
Conversaciones que se dan en mas de una mesa a diario en muchos hogares de Gerena, la situación económica, el desempleo con ese decretazo, sus responsables y culpables.
Estamos en ese momento en el que padecemos y estamos intentando digerir la nueva situación, en algunas mesas todavía no saben quienes son los culpables, en otras ya lo encontraron, mientras tanto estos pequeños lo escuchan todo, hasta a ese padre angustiado que ofende al poder de turno.
Los profesionales de la educación llevan décadas intentando educar con inmejorables valores cívicos, pero todo eso se esfuma en una décima de segundo cuando un hijo escucha a su héroe y referente de la vida, su propio padre, que últimamente no llega a final de mes.
Algunas pintadas son fruto quizás de chiquilladas, de el desconocimiento, del dolor, de la crisis, del que no tiene ni idea de quien es el que les esta haciendo el daño, de quienes no saben acusar al origen, de su intranquilidad, de la angustia que vive su madre para llegar a final de mes, con unos impuestos que quitan el sentido.
A lo mejor hay que enseñar a los jóvenes, para que sirven los impuestos recaudatorios, la fuerza que tienen las asociaciones, de la politica, lo publico y lo privado, hay un programa en la tele que se llama gato al agua, para mi debería estar prohibido verlo a menores de 18 años, donde lo único que emiten son descalificativos hacia la clase política, sindical, y cualquier movimiento que huela a algo distinto.
Como no soy un profesional de la enseñanza, ni tengo estudios, y posiblemente pueda estar hasta equivocado con esta entrada, y esté como la juventud, que no se dirigir mis acusaciones correctamente, porque los culpables donde están…..
Y no me refiero a los jóvenes……porque hace unas decadas cuando se hacian pintadas, tambien eran equivocadas para las reglas que estaban establecidas, pero para otras personas eran heroicas.
Detrás de todo lo dicho, solo hay un ignorante, que no sabe cuando hablar y cuando callar, un debil que no saben elegir el momento ni el lugar, siempre estan equivocados, malditos tocapelotas, para eso estan los juzgados!! Para el que tiene dinero, poder, y los medios…
Ya he escuchado una infinidad de veces, las dudas haciendo referencias a Pan Gerena y quien era su gerente, pero nunca he escuchado una explicación convincente de los que acusassn, eso no es condenable, he ecuchado y leido, algo de cómo, “esta formación tiene intenciones oscuras” o “intenciones bastardas” “mamporreros”
Esas personas que Hablanasi, recogen lo que siembran.
Toda mi solidaridad con Leonardo, y con la voz equivocada de los debiles ignorantes.
En mi opinión, y me dirijo a Arrajatabla, creo que llevas mucha razón, pero sospecho que estos que hacen las pintadas son cuatro figuras que hacen mucho tiempo que dejaron el instituto y andan ahora perdidos dando palos de ciegos y atentando con esos palos a nuestro patrimonio. A lo que costó mucho esfuerzo conseguir.
Amigo Limia, por aclarar, pues no he sabido explicarme bien; me quise referir con el "y tu más" a la no aportación de argumento alguno que sustente lo que se dice. Creo que estos individuos que llaman ladrón al Alcalde no se dan cuenta que esa campaña publicitaria de las pintadas insultantes cada vez los desacredita más: Insultar al adversario no le resta fuerza. Eso es fascismo. A mí me hubieran llamado Rojo de Mierda.
Podrían dedicar sus energías en convencer al pueblo de la no conveniencia de mantener a Jacinto como alcalde. Pero esto no se hace con brocha, se hace con razones.
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