2002

sábado, 27 de septiembre de 2008

¡Aureliano, Dios lee nuestros blogs!






Aureliano, hoy, al abrir el correo, he recibido con sorpresa un email que me solicitaba hacer público este mensaje. La firma del remitente es una simple “D” y me ha sido totalmente imposible localizar su dirección. Adjunta las fotos que os muestro. El mensaje dice así:


“He sabido de esa búsqueda de Jabey y sus hermanos y he aquí que he decidido dar señales de vida. No es difícil encontrarme: Mirad a los niños, sólo sus ojos tienen un poco de Dios en las pupilas. Buscad esas miradas en la generosidad de quienes se dan y en la angustia de quienes se han sabido perdidos para siempre. Hace tiempo que vuestros egoísmos me expulsaron al fecundo territorio de quienes cultivan la esperanza. Allí comparto su suerte, por eso me suponen perdido. Las confusas noticias que les llegan y que les hablan de vuestro falso paraíso les hacen emprender esos arriesgados y penosos viajes con que alimentáis rutinariamente vuestros informativos, vuestra indiferencia y vuestros miedos. Sólo ellos, los más pobres entre los pobres, con su búsqueda, os ayudarán también a vosotros a encontrarme y harán posible mi presencia para siempre con unos y con otros.”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Leo!!!

Me he despistado unas semanas y veo la cantidad de entradas que has creado. No solo Dios lee vuestros blogs, hay muchos terrenales que os seguimos.

P.D. Me ha dado recuerdos y saludos para ti el orientador del IES Profesor Tierno Galván en Alcalá de Gaudaíra, donde estoy destinado. Se llama Daniel y es de Salamanca.

Un saludo

LEONARDO ALANIS dijo...

Somos viejos compañeros y muy buenos amigos, puedes confiar en su ayuda. Dale un abrazo de mi parte. Ya me contarás tus impresiones con tu aterrizaje en un IES. Un saludo. Irene espera encontrarte y tiene hasta un regalo preparado para tí.

Felipe Marín Álvarez dijo...

¿Dios?.

Lo siento, de veras que lo siento. Pero la historia de Jabey me la inventé.

Perdonen todos. Leo perdóname, pero es así. Jabey no buscaba a Dios, ni los pobres solitarios de los semáforos, ni los del invernadero. Todos buscan comida.

Todo fue un engaño, asquerosa imaginación mía. Soñé un rato a costa de Jabey. Pensé que los ahogados, los que no aparecen, esos que están detrás de una lápida y un número... esos murieron en la búsqueda de Dios. Pues pensar que luchan, perecen y perecerán porque quieren parecerse a mi. Porque quieren vivir como yo. Eso es deprimente y nauseabundo.

Esa firma no es de Dios, será de otro que sueña. Que me perdone ahora por despertarlo y reventar la historia, precisamente yo que la inventé. Pero a estas alturas del cuento, no puedo creer en Dios, él mismo se encargó de su descrédito.

LEONARDO ALANIS dijo...

Mi buen y carísimo Aureliano, debe haber sido la ingenuidad lo que traicionó al autor del correo. No debes pedirme disculpas por ello. Eso sí, creo que le ha debido mover sólo la buena intención al ver que nadie continuaba tu historia...

De hecho, hoy mismo recibí un nuevo correo suyo, un correo firmado por él, con esa inquietante "D", qie igual quiere decir Demetrio o Desiderio o Daniel, ¡vete tú a saber! En él me dice lo siguiente:

"Valoro la grandeza formal y profunda de esa conmovedora historia. Conocedor del tiempo, aprecio que la fuerza de ese pequeño cuento radica en su parecido y convergencia con otras formas de contar historias procedentes de la tradición sufí, hindú, budista y, en general, de la cultura de Oriente. Todas son inventadas y todas están repletas de sabiduría. Yo provengo de allí y puedo asegurar que uno encuentra un Dios o muchos Dioses en todas ellas. Observad que en todas las culturas, incluso en las que no tienen religión, se reza. Esta idea universal de la búsqueda interior de un ser imaginario como referencia de la felicidad perseguida por el hombre, forma parte de la idealidad liberadora de los seres humanos. No debéis pensar sólo en el Dios de los católicos. Eso es reducir el imaginario experiencial de Dios a la pretendida exclusividad del Dios que os ha sido transmitida por el poder de las iglesias y los intereses de quienes mandan en ellas. Es necesario desprenderse de esa idea para entender mi respuesta. El mayor daño que hacéis a los Jabeys de vuestras orillas es recibirlos con ese dios. Ese, el de la parte más visible de los católicos, hace tiempo que se quedó en los palacios arzobispales entre el oropel de los señores de la iglesia y la jerarquía romana. Si es a ese al que os referís en vuestra historia, hace mucho tiempo que naufragó en el corazón del hombre."

Por lo tanto, parece que tenga sentido buscar a ese "otro Dios", ese al que este ingenuo localizaba en las pupilas de los niños. Igual es cierto que existe. Claro que será mejor buscar con el estómago aliviado. Por eso, probemos primero a compartir lo que nos sobra con esos buscadores, no vaya a ser que nos asalten y nos lo quiten todo. Bueno, esto quizás sea toda una exageración. Que Dios me perdone.

Con afecto.