2002

domingo, 28 de junio de 2009

¡Mi mujer no debería tener trabajo nunca! (II)


Estimado Jesús:


Jesús... ¿qué? Mire, no me importa explicarle una cosa a usted y a quienes entran en Tierra Próspera. Mi mujer, Beatriz Leal, para más señas hija de emigrantes y parada, se presentó a ese ya famoso Taller de Empleo por partida doble: Como potencial monitora y como alumna. Cuando fue “examinada” como posible monitora, la respuesta que le dieron (muy conocida ya para ella) fue: "Oiga, usted no tiene titulación homologada en España, no puede ser monitora". Se presentó, pues, de alumna. ¿Sabe qué le contestaron? “Oiga, pero usted tiene un título, ¿cómo pretende…?” Entonces, aquellos señores, se miraron entre sí ---eran las mismas personas---, y ellos mismos cayeron en la cuenta: ¿qué debía hacer aquella mujer? ¿Irse de nuevo a Francia y pedir trabajo allí? Es decir, no tuvieron más remedio que admitir que ella tenía un derecho que le estaba siendo negado una y otra vez. En cuanto a mi hija… ---sepa usted que ha habido y hay diversos comentarios anónimos, en este y otros blogs o foros cibernéticos---, le diré simplemente que la transparencia en aquellos asuntos que no son de mi incumbencia escapan como comprenderá a mi control y son otros los que deben darle explicaciones. Si tan seguro se está de irregularidades y enchufismos en los Talleres de Empleo, debe denunciarse en los juzgados o donde proceda. Por otra parte, debe usted saber que yo no he vivido nunca de espaldas a los atropellos de derechos, nunca. Mucho menos, de espaldas a los atropellos que puedan o pudieran cometerse con los míos. Yo ocupo mi lugar en la sociedad del mejor modo que sé. Pero le recuerdo una cosa a usted y a quienes pretenden que yo opine de todo o esté en todo: ni tengo el don de la ubicuidad, ni tengo tiempo para estar en todas partes y, sobre todo, tengo mis propias opciones y soy el dueño exclusivo de mi voz y esa la doy a las causas que defiendo, sólo a esas. Ocurre, sin embargo, que hay quienes piensan que su causa o sus posiciones son la única medida posible de las cosas. Me temo que se equivocan. Dice usted respetar mi persona, sin embargo, no me concede la presunción de inocencia. Creo entender lo que quiere decir, ya lo entiendo: Esto equivale a otorgarme cierta culpabilidad., que estoy pringado, vamos. Verdaderamente, como diría mi maestro, soy un pecador, lo confieso. Pero no todos somos iguales, señor, no todos, aunque usted lo piense en el fondo. Debo decir que no tengo un sólo ápice de poder y el poco que me concede la ley en el terreno educativo lo comparto cada día con mis compañeros, pregunte. Como ha podido observar, no quito comentarios. Todo el mundo opina libremente en esta “Tierra Próspera”. Considero que todas las censuras son dañinas. Me gusta el diálogo. Pero seamos honestos, los anónimos juegan con ventaja y con las cartas marcadas siempre. Por último, sólo decirle que le admiro mucho su capacidad psicoanalítica al atribuirme "sentimientos de culpa y frustración no manifestados". Suelen ser siempre los argumentos más demoledores cuando tratamos de acabar con el contrario. Son los argumentos inapelables. Es como decir: “Ahí le he dado”. Sepa que lo que me rebela verdaderamente es luchar contra francotiradores ocultos que tiran desde las azoteas del “insinúa (calumnia) que algo queda” con la intención de herir. No se oculten los anónimos y desconocidos en expresiones como “bonitas palabras, pero…”, "no sé si será su caso", "sin irnos por las ramas", "no hablar del abuso de poder"... Igual es a usted y a sus amigos a quienes corresponde hablar de ese abuso de poder y no señalar que otros lo hagan. En fin, cuando usted quiera, en la plaza pública, a la luz del día o de las estrellas, debatimos lo que usted desee, es el único modo de hacer prevalecer la verdad. Si de veras soy todo lo que late bajo sus palabras, si verdaderamente, usted y sus amigos piensan que soy así, entonces, ¿qué hacen perdiendo su tiempo en lugares como este y con personas como yo?.. No me importa dar explicaciones, me encanta dar explicaciones, pero, ténganlo claro, no soy yo su hombre. Soy un muy modesto educador y esa finalidad tiene todo lo que escribo,…todo lo que siembro. Siento, en todo caso, si a alguien aburren mis cosas, pero soy tan sólo un hombre corriente. Discúlpenme por ello.

sábado, 27 de junio de 2009

¡Mi mujer no debería tener trabajo nunca!


Distinguido señor anónimo:


Una y otra vez ando prometiéndome no contestar anónimos. Pero una y otra vez, hable de lo que hable, siempre hay alguien que con intención o no de agredir, juega a hacer daño. Y en este caso no es el daño que usted me haga a mí. Soy fuerte ante estos lances. Pero conozco a quienes me rodean y en este caso sé cuánto han sufrido la discriminación y la exclusión. Además, debe usted saber, señor anónimo, que hay dos cosas por las que daría la vida. Moriría por la defensa de la verdad y de la justicia y, sobre todo, por la defensa de los seres que amo. Ya que me da la oportunidad, le explicaré que debe usted saber que el trabajo es un derecho individual. Este ha sido el sentido de las luchas obreras desde hace siglos. Han sido los trabajadores los primeros que han reivindicado siempre el sentido profundo del trabajo no sólo como un modo de vivir y sustentarse, sino como una manera de realizarse y ocupar un lugar en la sociedad. Ni mi mujer ni la de ningún hombre "tienen a derecho a no trabajar" por el derecho de que sus maridos trabajen. Aspiro, es cierto, a una sociedad igualitaria en la que tal vez las rentas familiares serán verdadera y justamente tenidas en cuenta como un indicador de justicia distributiva. Es más, desde ahora le manifiesto que estoy dispuesto a cobrar menos para que otros trabajen, pero eso no puede pasar nunca por la exclusión de otros ni por la negación de los derechos individuales de los demás. Si usted tuviera rostro, nombre y apellidos, me gustaría decirle estas cosas mirándole a los ojos. Porque es usted de esas personas que, aún sin pretenderlo, van haciendo daño a los demás con sus comentarios llenos de prejuicios. Y se las diría a la cara, como se las diría, por ejemplo, si se terciara, a la Señora que, al ver que mi mujer había sido seleccionada por el INEM para el Taller de Empleo, y no por razón de pócima secreta alguna, también comentó que "qué falta le hacía a ella trabajar si su marido tenía trabajo". (Perdone que no me extienda en esto para no asquearme por tanta ignorancia y mala intención) Tal vez piensen usted como aquella señora, claro, que mi mujer deba ser condenada a la perdición de no tener trabajo nunca jamás. Sepa usted que mi mujer dejó de tener el sencillo trabajo que ejercía hace ya muchos años por su condición de hija de emigrantes españoles. Tenía titulación extranjera, dijeron. Nadie nos ha pedido nunca disculpas por nada de aquello y hemos sufrido juntos la más ignominiosa de las afrentas e injusticias que suponen que te desprecien en tu propio país. Hablaría hasta el infinito sobre esto, pero soy de los que no puede vivir con rencor en el alma y trato de olvidar historias pasadas. Pesan sobre nuestras espaldas y terminan curvándonos el alma. De lo contrario, sería imposible la convivencia con determinadas personas a las que debo tratar a diario. Aparte de ello, practico el perdón como práctica liberadora de lo que nos oprime el corazón. Si usted quiere, como me conoce y sabe donde vivo, ya que está al tanto de los avatares de mi situación familiar, venga a casa a charlar. Eso sí, deje la mala leche en la calle, me gusta sólo la buena gente. Creo de veras, que usted se equivoca en la dirección de su presunta crítica, apunte más bien a los que vota o a los que practican el enchufismo. Puedo asegurarle que carezco de poder alguno. Yo no soy un ser perfecto, por supuesto, pero no le será fácil encontrarme tachones como los que pretende otorgarme o los que me otorgan otros sobre mi mujer o mi hija. Eso sí, asumo ser una persona conocida y, en consecuencia, potencial diana de tiradores encapuchados como usted. Es un riesgo que asumo. Cuando quiera, nos tomamos unas copas y le contesto a sus preguntas, a su rabia o, sencillamente, a su ignorancia, es decir, a lo que desconoce y le permite opinar como si lo supiera todo sobre mi. En cuanto al dinero que honestamente gano, es verdad que es más de lo que ganan tantos necesitados, pero es mucho menos de lo que imagina. Puedo asegurarle que los profesores tenemos un sueldo muy normalito. Eso que gano lo invierto en el mantenimiento de los míos y, también en ayudar a todo el que puedo, especialmente a amigos y familiares en apuros en estos tiempos de crisis. También, constribuyo con mi modesto salario a organizaciones que luchan contra las causas de la injusticia en el mundo. Siempre hemos sido desprendidos y generosos, cultivamos en lo posible esos valores. Sólo me inquieta saber por qué me agreden continuamente seres anónimos como usted con mensajes insidiosos. ¿Ha visto por casualidad algún insulto o agresión en una sola de las palabras de mi blog? Le admito apuestas ¿Le he hecho daño en algo? Dígamelo para presentarle mis excusas, por favor, para restituirle el daño ocasionado, de veras. Admito mis limitaciones y mis contradicciones, pero mi vida, mis ideas, todo eso que está en mi blog, es transparente y limpio. ¿Por qué me agreden ustedes en lo que más quiero: los míos? Yo no soy un político profesional. No soy ni seré, puedo asegurárselo, candidato a nada, sólo aspiro a ser buena persona y a hacer el bien. En fin, un abrazo, amigo anónimo, un fuerte abrazo. Nunca encontrará en mí el desprecio, nunca.. Además, no me ha importado nada dedicarle este tiempo.

jueves, 25 de junio de 2009

Esta es una historia real: "Pollo a la carta"


Quitad música al blog haciendo clic en el símbolo que aparece en el ángulo superior izquierdo del visor de "Mis admirados maestros", junto a la palabra slide y la estrellita amarilla. A continuación, os pido, por favor, que pinchéis en esta dirección y veáis el cortometraje. Son apenas 6 minutos. Tras ello, si queréis, dejad un mensaje. Me gustaría compartir sentimientos con vosotr@s.

http://www.cultureunplugged.com/play/1081/Chicken-a-la-Carte

martes, 23 de junio de 2009

Diario de un Profesor... en la entrega de un Premio



QUE ALGUIEN TOME NOTA, POR FAVOR, QUE ALGUIEN TOME NOTA

La miraba de perfil desde mi asiento entre el público. Elegante, algo tensa tal vez, como en las conexiones en directo. Con las manos fuertemente agarradas al atril, comenzó diciendo: “Pasamos nuestra vida conviviendo y trabajando con las palabras…buscando las más precisas y a veces, agonizamos en ello... Lo mejor es, sin embargo, lo más sencillo: gracias de corazón”. Me pareció muy hermoso. Y siguió: “El periodista nunca debe ser el protagonista y me siento incómoda a este lado de la información…Los premios regocijan el rincón del ego…pero este premio me permite…y me reconforta en una nueva etapa de mi vida: …Ahora, soy prejubilada… Hablo…de la supresión de un plumazo de la experiencia y de la memoria de un servicio público” ---Se refería, claro, a la regulación forzosa realizada por TVE y que ha expulsado de la “casa” a excelentes profesionales ---. “…Pensé yo que era bueno ir de la mano los veteranos y los jóvenes, pero, en fin…” “Hablaba recientemente en Lisboa con Saramago y él me decía: No es que sea pesimista, pero es que el periodismo de hoy está pésimo”. Yo, en mi silla, no me resistía a pensar una y otra vez si alguien no estaba tomando buena nota de lo que escuchábamos todos en ese momento. Y continuó Rosa Calaf: “La cuestión es que la noticia se ha convertido en mercancía… La censura de hoy es el mercado…Vivimos un diluvio de noticias insignificantes y de personajes irrelevantes…el periodismo está amenazado y no está al servicio de los ciudadanos… El marketing y el mercado engullen al periodismo riguroso y a la buena información…” En mi silla, pensaba que, al fin, un año, me reconfortaba plenamente ir al Premio Alonso Vicedo, por primera vez he sentido en mí emociones profundas. Ella seguía con su familiar voz diciéndonos que… “Este reconocimiento me permite unir mi voz a la defensa de esta profesión, a la defensa de los derechos y las libertades que tanto nos han costado y que muchos han olvidado…” “Me sirve para recordar, también, a los periodistas locales, verdadero sostén del periodismo” ---Entonces me acordé yo de Pepe Ortiz, de nuestro “corresponsal” en la prensa…tantos años. ¿Qué premio tenemos para él?--- “Y, sobre todo… ---siguió la Calaf---, …para defender que el periodismo no se convierta en otra cosa”. Al finalizar el acto, ---sin prejuicios hacia esa lengua hermosa que hablan todos mis amigos catalanes y cuyo especial acento me gusta escuchar cercano---, me acerqué a ella y le espeté: “Benvingut al nostre poble”. Ella me contestó en catalán y con una sonrisa: moltes gracies” . Le solicité un mensaje para los alumnos y alumnas del Instituto de Gerena. Ella escribió: “A LOS ALUMNOS DEL IES GERENA: EN ESTE MUNDO HAY MUCHOS MUNDOS Y CONOCERLOS ES UNA ENSEÑANZA. VIAJAD PARA COMPRENDER A “LOS OTROS”. SIEMPRE SE APRENDE Y SOLO EL SABER TE HACE LIBRE. SED CRÍTICOS PARTIENDO DEL CONOCIMIENTO. DESCONFIAD DE LO FÁCIL PORQUE SÓLO CON ESFUERZO SE LOGRA AUTÉNTICA SATISFACCIÓN. PASADLO BIEN, PERO ELIGIENDO, NO DEJÁNDOSE ARRASTRAR. INTERESAOS, TENED CURIOSIDAD, VIVID CON ENTUSIASMO Y ESTAD SEGUROS DE QUE CON DETERMINACIÓN, HUMILDAD Y RESPETO ¡SE PUEDE LLEGAR A LO QUE QUERÁIS! CALAF 2009” . Antes de despedirme de ella agradecido, fui testigo de la pregunta que le hizo Pepe Salguero, nuestro cura: “Rosa, tú que has estado en tantas partes, ¿cuál es en tu opinión el problema más importante que tiene el mundo hoy? No dudó un segundo: “La injusticia, las enormes desigualdades entre los seres humanos…” ¡Cuánto hay que desbrozar entre las noticias de cada día para encontrar esa mirada!