“La libertad era un don, había dicho la Serpiente. Pero parecía que ni el mismo Elokim (Dios) entendía la libertad. Quería que fueran libres, pero los atrapaba con aquellos mandatos incomprensibles. ¿De qué estaría hecho?, se preguntó. ¿De dudas también como nosotros?” (Página 208)
Muchas han sido las que han pensado que sólo Gioconda Belli podía escribir un libro como “El infinito en la palma de la mano”. Era lo esperado para ellas, porque en gran medida no es más que la continuidad temática de una parte importante de su obra anterior y, sobre todo, el resultado inevitable de la sencillez deslumbrante de su poesía y del lirismo militante que inunda sus escritos. Leed si no su poema “Los portadores de sueños” y lo comprobaréis.
En esta ocasión, con el tal vez poco original argumento de la archiconocida historia bíblica del “pecado original”, Gioconda Belli, nos adentra en una profunda reflexión sobre el porqué de nuestra condición de hombre y de mujer en relación inevitable, destacando su convencida visión femenina del mundo como afirmación suprema, sin exclusión del “otro”, de la identidad que le es propia como ser humano singular. Es un penetrante viaje al esforzado descubrimiento y a la lenta construcción de nuestra condición desde sus orígenes: “- Eva, Eva, nunca te cansarás de hacer preguntas. – Si se me ocurren preguntas es porque hay respuestas”. “- Adán, ¿dónde vamos cuando dormimos? ¿Quiénes son esos como nosotros que viven dentro de nuestros sueños?”
Para todos, para todas, una lectura muy recomendable.
Podéis acercaros a su obra en http://www.librosgratisweb.com
Y Dios me hizo mujer
Y Dios me hizo mujer
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavo por dentro
me hizo un taller de seres humanos.
Tejio delicadamente mis nervios
y balanceo con cuidado
el numero de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyecto con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron asi las ideas
los sueños,
el instinto
todo lo que creo suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosa que me hacen
mujer todos los dias
por lo que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
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