2002

sábado, 15 de mayo de 2010

Me siento en el banquillo... con Garzón


He tenido siempre vocación política. En ella me formaron mis maestros y educadores. A pesar de mi actual lejanía de la afiliación política concreta, me interesa la política, entendida ésta como militancia en lo comunitario, como compromiso con quienes sufren las injusticias, como acción sobre lo que debe cambiar para elevar y compensar a los últimos, como manera de incidir en la mejor organización de la convivencia, como búsqueda de la verdad, como grito de defensa de la dignidad humana en masculino y en femenino, como preocupación sincera por lo que ocurre a tu alrededor, por quien vive a nuestro lado. No me gusta escuchar que la desprecian. Sólo un ignorante puede afirmar que la política es despreciable. ¡Cuán pesada es aún entre nosotros la huella de una dictadura forjada sobre la idea de la política como origen de la “perdición y ruina” de la patria! Sí, el desprecio a la política no es más que un recurrente argumento fascista. Eso no quiere decir, sin embargo, que haya malos ejemplos de quienes envilecen la vida política con sus modos de hablar, con sus mangoneos y ninguneo a la ciudadanía. Está el panorama poniéndose a tono con los enemigos de la política. (Ya se verá en las próximas elecciones). Las dictaduras abominan de la política: Los carteles del “Prohibido hablar de política” se exhibían en lugares públicos durante el franquismo. Digo con frecuencia que nuestra Guerra (In) Civil fue el fracaso de la democracia y el aniquilamiento de la política, la victoria de la sinrazón de las armas de los militares. No sólo hoy por lo de ayer, hace ya tiempo que vengo arrastrando una vergüenza profunda. Verdaderamente, este país nuestro, del que podemos sentirnos orgullosos por millones de razones, es digno de vergüenza. Garzón, como cualquiera de los muchos personajes públicos, no ha sido para mí un mito o un modelo a seguir. Es más, es criticable por muchas razones. Pero de ahí al bochornoso espectáculo del Consejo del Poder Judicial hay una distancia sideral. No es casual que los que más avergonzados se muestran son quienes han sufrido persecución directa o indirecta durante alguna de las dictaduras más o menos recientes. Quienes investigamos qué pasó durante la represión del franquismo y nos hemos aproximado al dolor de los vencidos (que es y debería ser el dolor de todos) comprendemos bien el papel del juez en la recuperación de la memoria de los tanto tiempo olvidados. Hoy, como Llamazares, ni acato, ni respeto, me declaro no sólo objetor, sino insumiso de la justicia oficial, por la que siento, simple y llanamente, asco. Si a esto le añado la decisión de los gobernantes de apretar el cinturón a los de siempre para pagar el pato de quienes han jugado a la mala política, es un día para pensar que me gustaría vivir en otro planeta más justo, más respirable. Miro a mis hijas y espero y ansío tiempos mejores. Seguro estoy que vendrán, no pierdo la esperanza.

6 comentarios:

Carlos dijo...

Parece que se están esmerando a fondo en la destrucción del estado de derecho... lamentable. Un abrazo Leo.

Juan Porrua dijo...

Se puede decir mas alto, pero no mas claro.España hizo una transición pretendidamente modélica, peró olvidó despejar el panorama político de grupos y asociaciones herederos directos del franquismo, que aún se encuentran enquistados en lo mas profundo de las instituciones, dando como rsultado que esos mismos herederos puedan bloquear todo intento de echar luz sobre un pasado reciente tan trágico como el de el pueblo español.Como resultado estamos transmitiendo al mundo una imagen de España que causa verguenza en cualquier pais que se llame democrático. El llamado poder judicial no puede ser intocable y equivalente a los otros dos poderes del Estado, porque a ellos no los ha elegido nadie, asi que dificilmente se les puede llamar un poder democrático al que se deba respetar. Yo desde luego no lo hago, y con actuaciones como las que nos han brindado últimamente aún menos.
Juan M. Porrúa

José Manuel Martínez Limia dijo...

Pues empiezo yo a no estar tan seguro. Siempre he sido un optimista antropológico, es decir, siempre he pensado que el hombre encontraría una respuesta adecuada a los problemas, quizás a última hora, quizás en el tiempo de descuento, pero que la encontraría. Tiendo a pensar, sin embargo, desde hace algún tiempo, que estamos alcanzando el final de nuestra evolución, tales son los retos inmensos que nos hemos planteado. Tan inmensos que, ya digo, empiezo a pensar que nos sobrepasan. He escrito algo al respecto por mi cuenta y en comentarios dispersos a otros colegas. Siempre me ha ensimismado este título: "Homo sapiens. De animal a semidios". Aparenta que ya nos nos basta con ser semidioses y nos resulta muy complejo suprimir el prefijo: superpoblación, cambio climático, rapiña de recursos, egoísmo exacerbado, depauperación de la cultura y la educación, incremento de la diferencia ya superlativa, fracaso absoluto de la política y triunfo de los idiotas (en su acepción etimológica), ...

No lo tengo muy claro.

Saludos.

morete dijo...

Me parece muy bien que se luche por esclarecer las injusticias pasadas, pero si no hacemos nada por la injusticias políticas actuales que pretendeis que ocurran con las pasadas, solo hay que ver nuestro país actualmente, y nadie hace nada, ni siquiera los sindicatos que estan chupando del bote como la mayoría de enchufados que nos gobiernan hoy día.
Siempre habrá injusticias por desgracia, pero deberiamos luchar por las que podemos cambiar en nuestros días que son las que nos atañen a nosotros y no mirar para otro lado como estamos haciendo.

pepe dijo...

no podemos comparar el que nuestros politicos,que se denominan de izquierda,no planten cara alos grandes poderes economicos y especuladores ,culpables de este desastre economico,o mas bien todo lo contrario,les inyectan miles de millones publico,para ver ahora como nos refriegan los veneficios obtenidos en estos momentos con 5 millones de parados.
asi que repito nada tiene que ver el desastre economico con la justicia y la dignidad de los miles de muertos que hay por nuestras cunetas de toda españa

Anónimo dijo...

Hola profesor Leonardo, soy Antonio Jiménez, su alumno del año pasado. Me he pasado por aquí porque hace tiempo que no se nada del Instituto y lo echo un poco de menos. Yo ya estoy a punto de comenzar los examenes finales en la Universidad y por ahora me va bien y a usted como le va?
Por otra parete, también quero dar mi opinión sobre este artículo porque creo que no se debería de haber inhabilitado a Garzón porque, aunque legalmente no puede investigar los crímenes del franquismo, no creo que esté cometiendo ningún delito, más bien creo que sólo intentaba esclarecer más asuntos sobre el franquismo que ha mucha gente le interesa seguramente y que ningún otro juez se molesta en investigar.
Sin más, un saludo.