Quiero darte las gracias por lo que escribes y por el modo como lo haces: desplegando con belleza tu alma sobre quienes te encuentran. Gracias por dibujar esos paisajes por los que pasean felices nuestros recuerdos. Sé quien eres y no necesito pronunciar tu nombre para señalar a personas a las que quiero. Gracias por lo que escribes. Debes saber que escribir no es fácil. Como diría un clásico con los que enseñaron a leer y a escribir a una niña, hija de emigrantes españoles en Francia, a la que bien conozco: "Écrire n'est pas seulement une activité technique, c'est aussi une pratique corporelle de jouissance" (...que traducido a nuestros sentimientos viene a decirnos que "Escribir no es sólo una cuestión de habilidad técnica, sino, sobre todo, una expresión de alegría"). Gracias, pues, por esa alegría que nos transmites en las palabras que escribes y con las que nombras tu mundo, tu Macondo particular y profundo. Todo el que tenga una alegría de la que presumir, debería escribir, aunque el gran Don Antonio, en la voz de Juan Mairena nos diga: "Yo nunca os aconsejaré que escribáis nada, porque lo importante es hablar y decir a nuestro vecino lo que sentimos y pensamos. Escribir, en cambio, es ya la infracción de una norma natural y un pecado contra la naturaleza de nuestro espíritu. Pero si dais en escritores, sed meros taquígrafos de un pensamiento hablado. Y nunca guardéis lo escrito. Porque lo inédito es como un pecado que no se confiesa y se nos pudre en el alma, y toda ella la contamina y corrompe. Os libre Dios del maleficio de lo inédito". Estoy seguro de que hay muchos Aurelianos Buendía escondidos en el anonimato de una afición cultivada con tan hermosos frutos como los tuyos. Sigue escribiendo para tí y para nosotros, sigue escribiendo que quiero leerte a altas horas de la madrugada, a esas horas en que busco las sorpresas que nos brinda este ingenio maravilloso del ciberespacio que, mira por donde, en muchas cosas, nos acerca tanto. Ya lo dijo Cervantes: "La pluma es la lengua del alma". Gracias por descubrite así de ese modo como lo haces, aunque escondas tu rostro, ese que aún conservas de niño traviesillo, ingenioso y risueño. Escribe, no es difícil hacerlo. Para Oscar Wilde no existen más que dos reglas para ello: tener algo que decir y decirlo. Además, escribir es , como bien dice Graham Greene, una forma de terapia. "A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror, pánico inherente a la condición humana". Gracias, Aureliano, por lo que escribes y el modo como lo escribes. Gracias. Y si para darte las gracias he escrito este texto tan largo, ha sido porque no he tenido tiempo de hacerlo más corto. Sigue escribiendo, Aureliano, que un día de estos iré por los alrededores de tu Macondo natal a darte las gracias y, de camino, a robarte algunas frutas con las que endulzar y seguir alimentando los recuerdos y los afectos.
2 comentarios:
¿Y que te digo amigo, que tu no sepas?. ¿Cómo creeré que tengo algo que enseñarte si siempre fue al revés?.
Es todo un lujo tenerte en el universo de las teclas. Y saber que, además de los demases, también estás tú.
Y abrir la ventana, ahora que todo el aire sabe a poco, y leerte en tu Tierra Próspera, que será de todos, como el que va a la fuente del Gato a echarse un sorbo.
Esta es la maravilla de la blogsfera, cada cual pone lo que te tiene y todos nos servimos.
Escribir es muy difícil y temo cansarme. Cuando pare te estaré leyendo.
Ahora que estás tu, pensaré que hice un viaje en el tiempo para llegar a una reunión nocturna, allí donde los ranos de la Molineta en vez de croar, berrean. Internet se convertirá en una tertulia de los setenta, en aquel clandestino remanso, donde mis amigos de siempre se mezclaran con los nuevos, los jóvenes, con los viejos, también las hembras con los machos y cada cual dará de sí algo, como el que reparte el pan en la mesa.
Hablar contigo es tirar una piedrecilla a un profundo pozo y esperar paciente que el sonido te devuelva un eco. Leonardo, tú eres ese eco.
Un fuerte abrazo Amigo Maestro.
Que me perdone Leonardo, que también fue mi maestro, y no en una sóla ocasión, pero a veces leer tanto, (creo que esa es la causa), te hace decir las cosas de una forma tan compleja que sólo lo entienden los tan leidos, me pasa tambien con M. Limia, que aunque lo envidio y admiro enormemente, no entiendo sus escritos a la primera, me cuesta leerlos.
Sin embargo, y me sumo a este pequeño reconocimento a Aureliano, con él es diferente, empieza sus textos con una sencillez que la mente es capaz de ponerles imágenes enseguida. A veces, me meto tan dentro de la pantalla, que no me importa derramar una lágrima, como con el artículo del Pino de la Canaleja, o cuando piensa el toro, otras veces me voy a lo mas tierno de mi vida, mi infancia y parece que es cualquiera de los amigos que tuve en la brujera.
Si Leonardo, me uno a tí en este reconocimiento, por que no es un reconocimiento mas, es el de mi maestro, que para mí tiene un doble valor.
Felicidades y gracias también por tu blog.
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