Y pienso en las jugadas del destino y, sobre todo, en la fragilidad de nuestras vidas. A miles de metros de altitud, eres una brizna más del aire que envuelve y mima la vida sobre el planeta. Tal vez Antonio, aquel comandante de nombre tan familiar para mí, cuida hoy nuestro peregrinar por las autopistas del cielo. Con frecuencia, nos dejamos llevar en autobús, en tren o en avión. Al volante, siempre, un ser humano, con sus manos y todo su ser, vela por que lleguemos sanos y salvos a nuestro destino. A veces, no puede ser. Hoy,---confiado ya de que mis pies pisan tierra firme---, dejo latir en mi pecho una inmensa gratitud, unas gracias que lanzo a volar hacia el infinito.

2002
lunes, 27 de octubre de 2008
In memoriam
Y pienso en las jugadas del destino y, sobre todo, en la fragilidad de nuestras vidas. A miles de metros de altitud, eres una brizna más del aire que envuelve y mima la vida sobre el planeta. Tal vez Antonio, aquel comandante de nombre tan familiar para mí, cuida hoy nuestro peregrinar por las autopistas del cielo. Con frecuencia, nos dejamos llevar en autobús, en tren o en avión. Al volante, siempre, un ser humano, con sus manos y todo su ser, vela por que lleguemos sanos y salvos a nuestro destino. A veces, no puede ser. Hoy,---confiado ya de que mis pies pisan tierra firme---, dejo latir en mi pecho una inmensa gratitud, unas gracias que lanzo a volar hacia el infinito.
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