2002

martes, 7 de octubre de 2008

Madre




Cuando tú me faltes
y ya no me busque tu mirada,

algo de mí se habrá perdido

---casi todo---

en la sombra definitiva de tu ausencia.


Cuando tú te hayas ido

por los azules caminos del aire

y desee cercanos

aquellos brazos

en que soñaban

mis besos de infancia,

te retendré

entre las blancas arenas de la memoria

y, entonces,
madre,

estarás,

aquí,
por siempre,

donde anidan

los latidos de mi alma.

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