“Los sueños de los niños y cómo conseguirlos”No sé si conocéis la historia. Randy Pausch es el autor del libro que acabo de leer. Su título: “La última lección”. Él murío muy recientemente, el 25 de julio de este año. Poco antes de morir, en septiembre de 2007, su Universidad, la Carnegie Mellon, le invitó a impartir una charla, una clase magistral, que es una tradición académica en aquel centro. Se le llama “LA ÚLTIMA LECCIÓN”. Resultado de aquello es su libro, un verdadero éxito mundial de ventas. A decir verdad, no es nada excepcional literariamente, pero encierra un tesoro rebosante y pleno de emotividad. Porque en él, Randy (se me ha llegado a hacer muy entrañable su nombre) responde al reto que la universidad le planteaba en esa “ultima lección”: Si supieras que vas a morir, ¿qué dirías a tus estudiantes?
Pero ocurrió que en el caso de Randy Pausch no iba a quedar en un simple supuesto para transmitir a sus alumnos qué diría él en el caso de saber que iba morir. En su caso, se trataba de dar a sus estudiantes y a sus seres queridos su auténtica y última lección. Al poco del ofrecimiento universitario, le fue diagnosticado que su lucha contra el cáncer había terminado: apenas le quedaban unos meses de vida. ¿Qué diría, entonces?
No os voy a adelantar nada. Sin interés ni búsqueda, la lectura puede convertirse en un mero acto mecánico con el que atravesemos páginas sin sentido ni pulso.
Pero si tenéis prisa, si queréis saber de qué va esta historia, teclead en You Tube “La última lección” y veréis y escucharéis a Randy. Hay varios videos. Algunos de ellos los encontráis en estas direcciones:
http://es.youtube.com/watch?v=hKRgLvmamUY&feature=related
http://es.youtube.com/watch?v=famnM4X778E&NR=1
Por último, sigáis o no mi recomendación, y al hilo de ciertas cosas que alguien ha escrito últimamente en su blog sobre la muerte y los niños, ¿qué diríais vosotros a vuestros hijos, a vuestros seres queridos, a vuestros amigos… si supierais que en breve vais a morir? ¿Dejamos nuestros comentarios? Sería lindo compartirlos.
Pero ocurrió que en el caso de Randy Pausch no iba a quedar en un simple supuesto para transmitir a sus alumnos qué diría él en el caso de saber que iba morir. En su caso, se trataba de dar a sus estudiantes y a sus seres queridos su auténtica y última lección. Al poco del ofrecimiento universitario, le fue diagnosticado que su lucha contra el cáncer había terminado: apenas le quedaban unos meses de vida. ¿Qué diría, entonces?
No os voy a adelantar nada. Sin interés ni búsqueda, la lectura puede convertirse en un mero acto mecánico con el que atravesemos páginas sin sentido ni pulso.
Pero si tenéis prisa, si queréis saber de qué va esta historia, teclead en You Tube “La última lección” y veréis y escucharéis a Randy. Hay varios videos. Algunos de ellos los encontráis en estas direcciones:
http://es.youtube.com/watch?v=hKRgLvmamUY&feature=related
http://es.youtube.com/watch?v=famnM4X778E&NR=1
Por último, sigáis o no mi recomendación, y al hilo de ciertas cosas que alguien ha escrito últimamente en su blog sobre la muerte y los niños, ¿qué diríais vosotros a vuestros hijos, a vuestros seres queridos, a vuestros amigos… si supierais que en breve vais a morir? ¿Dejamos nuestros comentarios? Sería lindo compartirlos.
3 comentarios:
No es una pregunta de fácil respuesta, quizás decir algo justo antes de morir no sea tan necesario a lo mejor no hay que decir nada y lo verdaderamente bueno sea haber demostrado a los tuyos siempre que los quieres.
No se... es una cuestión verdaderamente dificil.
Exacto. Un buena cosa para decir quizás sería: "hasta luego".
La propuesta de la Carnegie me parece un poco insulsa, y lo que me habría alucinado de Pausch es que hubiese dicho algo diferente a lo que dijo durante toda su vida de profesor (que no sé si lo hizo).
TODOS vamos a morir. No es imprescindible esperar hasta el último momento para decir lo que quieres decir. Porque es posible que, en esa situación, todos digamos demasiadas tonterías.
Sería bueno que nadie supiera a parte del condenado que llegó el final de la historia.
Si a los seres queridos le reservamos sorpresas, pequeñas felicidades que es mejor guardar hasta última hora. En el caso de la última mala noticia lo mejor sería, en mi opinión, guardarlo, no decirlo, dar la sorpresa a última hora, siempre que fuera posible.
Y si la puntilla la diera una de esas enfermedades cobardes que van avisando, estaría bien despedirse de ellos un poco antes, aunque doliera, y emprender una expedición a la Patagonia, o un viaje al centro de la Tierra, o la vuelta al mundo en 80 días. Decirles que los quieres con toda el alma, y que partes de viaje, a vivir aventuras.
Luego, con un poco de suerte, la parca te pillaría lejos, o en el hospital de la esquina, y la gente que te quiere te imaginará envuelto en el reague de Jamaica, o tomando mojitos en un desconchado Malecón, o ligando con la camarera del peor tugurio de Acapulco.
Bueno, he sido utópico, es un defecto congénito, pero... como diría mi primo... "Mejor soñar. Cualquier cosa mejor que pensar en la muerte". Esa hija de puta.
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