2002

jueves, 1 de enero de 2009

Un año nuevo y... ¿ahora, qué?



Acabamos de recibir un nuevo año entre saltos de alegría, con brindis cargados de los mejores deseos y lanzando al aire, con los mil colores de los confetis, nuestras ilusiones. Y nos gusta hacerlo camuflados tras esos rostros infinitos que nuestra imaginación y nuestros otros yos crean, aunque ello no logre disfrazar la realidad y nosotros y el mundo real sigamos nuestro persistente curso ¿Alcanzaremos a cambiarlo un poquito más este nuevo año? Terminada la fiesta, se barren y recogen los restos de nuestros efímeros sueños y el reloj sigue marcando el tiempo de las mariposas y de los disfraces cotidianos. Para que lo nuevo nazca, debe morir lo viejo y vivificar y renovar de ese modo las energías que nos ayuden a transformar, al menos, este "metro cuadrado" que habitamos.

Me envía el Hermano esta hermosa y profunda reflexión para desearme un año mejor. Quiero compartirla con todos para desear, a cuantos y cuantas paseáis vuestra curiosidad , vuestro cariño y vuestro tiempo por esta página, un 2009 con un rostro más saludable, más sostenible y más humanizado con mucha paz, bastante justicia y toneladas de fraternidad.


CARTA DE NAVIDAD A LOS SEÑORES RESPETABLES

María Belén González Aguilera

Viernes 26 de diciembre de 2008 (Por FORO DIAMANTINO)


Eh, ustedes, sí, los de arriba, los elegidos, los de alta posición, los señores respetables, los entendidos, los de buena reputación. Los que elaboran las leyes y no las cumplen; los que crean las guerras y nunca mueren en ellas. Los que estáis aferrados al sillón del poder; los que manejáis los hilos de la política, del comercio, de las religiones, de las conciencias, de las comunicaciones. Los que alardeáis de todo cuánto tenéis; de lo mucho que sabéis y de lo importantes que sois.

¿De qué vais por la vida? ¿De superdotados, de cultos, de educados, de eruditos, de modernos, de civilizados?

Tenéis la sartén por el mango; nos echáis a pelear. Vosotros decidís quiénes son culpables y quiénes amigos; vosotros sí que sois un peligro...

¿A dónde vais a llegar con vuestra codicia, con vuestras venganzas, con tantos sermones sobre libertad, desarrollo y progreso; con vuestras dosis exageradas de soberanía nacional, de patriotismo?

¿A quién queréis impresionar y por qué en nombre de Dios,? ¿Acaso lo necesitáis para algo? ¿También queréis tener a Dios de vuestra parte? Estamos apañaos. Sólo faltaba que Dios os echara una manita en vuestras sucias y asquerosas hazañas.

No, no lo utilicéis para bendecir vuestros banquetes repletos de buen vino y caviar; no lo mezcléis en vuestros sobornos, en vuestras mentiras, en vuestros intereses. El no tiene nada que ver con vuestros negocios de armas, con vuestros robos de guante blanco; con vuestros chanchullos, con vuestras matanzas.

El no celebra vuestras victorias, ni se alegra de las desgracias, ni de las derrotas, ni de tantas bajas.

El no tiene criadas, ni chóferes, ni guardaespaldas, ni zapatos de piel, ni camisas de seda, ni trajes, ni corbatas. No tiene coche, ni agua corriente, ni calefacción, ni airea condicionado No participa en vuestras reuniones diplomáticas, no dispone de salas de masaje, ni de sauna, ni de palacios con piscina climatizada.

No está en vuestras catedrales, en vuestras procesiones, ni en vuestras capillas militares. No va armado hasta los dientes; no viaja con billetes de primera clase; no tiene plan de pensiones. Ni tarjetas de crédito, ni cuentas corrientes, ni seguros de alto riesgo. Está bien jodido, no tiene dónde caerse muerto.

No, no creemos en ese vuestro Dios. El nuestro no es tan grande, ni tan poderoso; está más abajo, a la altura del hombre, en el subsuelo. No es el Dios del dinero, del acoso, de la corrupción, ni del miedo; sino del amor, y el amor no lanza misiles sobre gente inocente para llenar sus depósitos de petróleo.

El amor no gana ni se gasta en un solo día lo que un país entero necesita para sobrevivir durante todo un año. El amor no trapichea en los laboratorios cuál es la más detestable de las sustancias químicas para lanzarla al viento. El amor se avergüenza de vuestra tecnología punta, de los viajes que organizáis a la Luna, a Marte, mientras miles y miles de personas se mueren minuto a minuto de hambre.

No. Perdonen, se están equivocando, bájense del pedestal, vuelan demasiado alto. Que Dios tenga compasión de vuestros pobres y duros corazones, que tenga compasión de mí, por estar tan cómoda y tan calentita en este confortable sofá ahora que el temporal de lluvia y frío arrecia ahí fuera con tanta fuerza, con tanta rabia.



1 comentario:

J.Joaquín Santos dijo...

Que precioso artículo...!!! Esa es la realidad de los políticos..!!! De todos los políticos....., de derechas, de izquierdas, del centro...; que extraña repugnancia me produce el saber que los hombres en los que la humanidad pone su confianza para que consigan un mundo mejor, tirán la oportunidad por el suelo y se rien de todos con su cinismo y sus mentiras....!!! Homo sapiens....!!!