2002

jueves, 25 de junio de 2009

Esta es una historia real: "Pollo a la carta"


Quitad música al blog haciendo clic en el símbolo que aparece en el ángulo superior izquierdo del visor de "Mis admirados maestros", junto a la palabra slide y la estrellita amarilla. A continuación, os pido, por favor, que pinchéis en esta dirección y veáis el cortometraje. Son apenas 6 minutos. Tras ello, si queréis, dejad un mensaje. Me gustaría compartir sentimientos con vosotr@s.

http://www.cultureunplugged.com/play/1081/Chicken-a-la-Carte

10 comentarios:

José Juan del Valle Ramírez dijo...

Muy bueno Leo, échale un vistazo a ese otro, "no tiene desperdicio".

La isla de las flores.

http://www.youtube.com/watch?v=4kDN49_bFno

LEONARDO ALANIS dijo...

Lo conocí hace ya muchos años. Fantástico para expresar lo mucho que nos queda por hacer para aniquilar la mayor de las injusticias.

J.Joaquín Santos dijo...

Hola Leo!!
Y mientras otros nadan en la opulencia, y se permiten WC de oro!!
Pero aún así, pienso que la sociedad es complice al fomentar por ejemplo que se gasten en un jugador de futbol 96 millones de euros, mientras otros mueren de hambre!!
Un saludo!!

Felipe Marín Álvarez dijo...

Yo siento vergüenza. Profunda y triste vergüenza.

José Manuel Martínez Limia dijo...

Aparte de las iniciales "joder", "vaya tela", "que injusticia", "puto capitalismo", etc. etc., en las que coincidiré con muchísima otra gente, este corto me ha repetido una arcada que hace tiempo que voy experimentando con frecuencia y que cada vez me produce más repugnancia. Intentaré explicarme brevemente, aunque ello me oblige a ser inexacto y dudoso.

El Festival de Cine de Berlín monta un premio para cortos con el tema "Comida, gusto y hambre" y galardona a esta producción que evidencia la brutalidad absoluta de unos seres humanos comiendo de las sobras, de las basuras, de otros seres humanos. Esto es lo que se ve en el enlace desde el principio hasta el fin.

¿Y bien?. Creo que el evento merece la pregunta modelo: ¿testimonio de qué?. La respuesta, mi respuesta, es ésta: el premio testimonia a una sociedad onegesista (de ONGs) que ha renunciado a cambiar las cosas y ha acudido a las redes arcaicas de la caridad. Para no cambiar la realidad monstruosa de esos seres humanos, les damos un premio en la berlinale (por cierto, un evento que, seguro, genera gastos de millones de euros en hoteles de lujo, coches de lujo, comidas de lujo, trajes de lujo, de gentes que después se pondrán a la cabeza de las manifestaciones contra el hambre si hace falta), para no luchar contra caciques y dictadores de América Central o África adoptamos niños por el módico precio de 10 € al mes, para no luchar contra la explotación en China compramos sus productos a precios de saldo, ...

Ya somos todos como Kevin Carter: renunció a salvar a la niña del buitre para hacer la foto y que el mundo conociera la realidad de Sudán. ¡Somos periodistas antes que seres humanos!. Muy bien, vimos la foto, conocimos la atrocidad, supimos de Sudán, le dimos el Premio Pulitzer. De esto hace ya 15 años, pero ¿qué sigue pasando en Sudán?.

Felipe Marín Álvarez dijo...

Limia estás dando en el clavo. Pero la pregunta que me hago es. ¿Tenemos que resignarnos a nuestro egoismo? ¿Cómo podemos nosotros contribuir a que se reparta el pastel? De veras que cada vez soy mas pesimista. Es como si me resignara a envejecer viendo niños moribundos. Joder!

LEONARDO ALANIS dijo...

Es minoritario aún, pero poquito a poquito, aquí y en muchos lugares, de la mano de grupos muy pequeños, casi insignificantes, empiezan a emerger discursos y prácticas alternativas basadas en lo que inevitablemente nos conducirá algún día a un mundo sostenible basado en la solidaridad y en la justicia, es el decrecimiento. No hay otra salida. Sólo resta la coherencia de quienes creemos en esa perspectiva. Para mi amigo Carlos Taibo, "no será suficiente, claro, con acometer reducciones en los niveles de producción y de consumo. Será preciso reorganizar nuestras sociedades sobre la base de otros valores que reclamen el triunfo de la vida social, del altruismo y de la redistribución de los recursos frente a la propiedad y al consumo ilimitado. Habrá que reivindicar, en paralelo, el ocio frente al trabajo obsesivo, como hay que postular el reparto del trabajo, una vieja práctica sindical que, por desgracia, ha ido cayendo en el olvido. Otras exigencias ineludibles nos hablan de la necesidad de reducir las dimensiones de las infraestructuras productivas, administrativas y de transporte, y de primar lo local frente a lo global en un escenario marcado, en suma, por la sobriedad y la simplicidad voluntaria. El decrecimiento no implicaría, para la mayoría de los habitantes, un deterioro de sus condiciones de vida. Antes bien, acarreará mejoras sustanciales como las vinculadas con la redistribución de los recursos, la creación de nuevos sectores, la preservación del medio ambiente, el bienestar de las generaciones futuras, la salud de los ciudadanos, las condiciones del trabajo asalariado o el crecimiento relacional en sociedades en las que el tiempo de trabajo se reducirá sensiblemente. Al margen de lo anterior, conviene subrayar que en el mundo rico se hacen valer elementos --así, la presencia de infraestructuras en muchos ámbitos, la satisfacción de necesidades elementales o el propio decrecimiento de la población-- que facilitarían el tránsito a una sociedad distinta. Y es que hay que partir de la certeza de que, si no decrecemos voluntaria y racionalmente, tendremos que hacerlo obligados de resultas del hundimiento, antes o después, de la sinrazón económica y social que padecemos".

Claro que para esto nos hacen falta otros políticos más sabios, otras organizaciones mejor preparadas y otra ciudadanía dispuesta a decir su palabra y a actuar de otro modo de cara al poder, es decir, dispuesta a tomarlo. Tal vez por todo esto he optado por tratar de ser educador, es decir, por dedicar todas mis energías a no perder la esperanza ni un sólo segundo.

Anónimo dijo...

Leonardo bonitas palabras, pero quizás ves la paja en el ojo ajeno y no ves la viga en el propio. Sobre todo en lo que concierne al reparto del trabajo... Desconozco tus necesidades pero tu sueldo creo que es suficiente como para que su mujer no tenga que recurrir por ejemplo a los inútiles "Talleres de Empleo" y cobrar los 1.000 euros mensuales que le hubieran venido mejor a familias con peor situación económica.

peralta dijo...

es una verguenza,mientras que nosotros no valoramos lo que tenemos y nos empecinamos en vivir por encima de nuestras posibilidades para tratar de aparentar lo que no somos,media humanidad se muere de hambre,gente sana,noble,que no conoce la ambicion,solo la supervivencia,es verdaderamente triste,pero es asi.por cierto que su mujer gane mil euros en el taller de empleo,no es ningun delito a ver si ese señor anonimo cambia ya el disco de una vez joder,y perdon por la expresion

Adolfo García dijo...

Gracias Leo por tu blog, lo sigo hace algun tiempo.
Ademas de los sentimientos que te hace aflorar, aumentados cuando eres padre, me ha impresionado especialmente en la historia la expresión de felicidad que tienen todos los niños, a pesar de la pobreza en la que viven. Resalta esto, para mi, en la sociedad tan incorformista en la que vivimos que acaba cegandonos cada vez más, haciendonos seres egoistas y egocéntricos que no somos capaces de ver mas alla de nuestro entorno mas cercano, y lo que es peor sin importarnos para nada lo que mas alla ocurra.
Escucha esta canción por favor. http://www.youtube.com/watch?v=g8yasoBCJOQ&eurl